para recitar con confianza y amor
Oh, glorioso Padre, San Francisco de Paula,
que pasaste por la tierra obrando tantos milagros,
te suplico que cuides con paternal afecto mi alma, mi cuerpo,
mis sentimientos, mi vida entera.
No me abandones en mis aflicciones,
y por la ardiente caridad que te hizo versar tantas lágrimas sobre las miserias humanas,
consuélame con la gracia que humildemente te pido, para mayor gloria de Dios.
Confiando en tu poderosa intercesión,
te prometo que intentaré practicar yo también la caridad perfecta
amando y ayudando a mi prójimo
para cumplir el precepto de Nuestro Señor Jesucristo
y merecer así, como tú, la recompensa eterna en el Cielo.
Amen.