En el aniversario de su nacimiento al cielo
El 13 de agosto de 1868 falleció Sor Filomena Ferrer, Monja Mínima del monasterio de la Inmaculada Concepción de Valls. Su vida fue como un lienzo en blanco en las manos del Sagrado Corazón de Jesús, el cual se dignó pintar sobre él una obra maestra hecha de virtudes vividas en un grado heroico, dones sobrenaturales y misiones extraordinarias. Pero esto fue posible porque el blanco lienzo decidió dejarse pintar, acogiendo tanto las pinceladas fuertes y oscuras de las pruebas, las tentaciones, las enfermedades persistentes, las contradicciones y las persecuciones, como los delicados colores claros y brillantes de las experiencias extáticas, de la contemplación, de las revelaciones del Corazón de Jesús, del amor fraterno, del retorno a la observancia original de la Regla. Una mujer joven, fuerte, sensible, generosa, abnegada, luchadora y mucho más, que a los 27 años dejó esta vida para entrar en la Eterna, junto a su Jesús: La vida anhelada y suspirada antes y durante su experiencia como religiosa.
Hemos querido recordarla este 13 de agosto a las 19.00 horas, con una concelebración eucarística presidida por S. E. Mons. Giuseppe Fiorini Morosini, Arzobispo de Reggio Calabria-Bova y concelebrada por el M. R. P. Padre Francesco Trebisonda, corrector provincial, y por Don Emanuele Scarpino, sacerdote de esta ciudad de Paula recién ordenado, muy aficionado a nuestra Orden y a esta comunidad de clausura.
La Santa Misa se ha celebrado con la intención particular de orar por un joven de esta ciudad de Paula, víctima de un dramático accidente mientras estaba en el extranjero. La intención de confiar la salud de este joven de unos veinte años a la intercesión de sor Filomena Ferrer se ha extendido espontáneamente en las almas y Mons. Morosini se ha manifestado contento de poder unirse a este coro de oración, sin dejar de recordar, tanto durante su homilía como en otros momentos de la celebración que, aunque los santos recen con nosotros, la decisión pertenece sólo a Dios, que según su pensamiento inescrutable concede o no concede la gracia solicitada. Además, el Arzobispo hizo fuerte hincapié en que Jesús nos salva con la Cruz y en la Cruz, y esto, aunque para nosotros es difícil de aceptar, imposible de entender, así es: en la Cruz Cristo nos salva
Sor Filomena entendió el Misterio de la Cruz y lo supo encarnar en su breve existencia. Esposa de Cristo crucificado, se abandonó totalmente al querer de Dios, el cual pudo obrar en ella y a través de ella, maravillas de la gracia. A sor Filomena Ferrer le pedimos que rece con nosotros y que nos alcanze la fuerza de poder imitarla especialmente en la aceptación de la voluntad de Dios, que no desea nunca el mal del hombre sino siempre su bien y su salvación y que ante el dolor y la muerte tiene siempre la última palabra que es Resurrección.