Benedetto XVI

* Benedicto XVI

NOTAS BIOGRÁFICAS

*  *  *

Ciertamente es posible hacer un resumen de la vida del gran Papa Benedicto XVI, pero es prácticamente imposible resumir o intentar describir la contribución que este gigante de la teología dio a la humanidad con su pensamiento, su conocimiento, su testimonio de vida.

Joseph Aloisius Ratzinger nació en Marktl, Baviera, el 16 de abril de 1927, Sábado Santo, y el mismo día recibió el bautismo. Su padre, José, era comisario de la gendarmería, su madre, María, que había sido cocinera, después del matrimonio, se dedicó exclusivamente a la familia. José tenía dos hermanos mayores, María y Georg. Pasó su infancia y adolescencia en Traunstein, una pequeña ciudad cerca de la frontera con Austria. En este contexto recibió su formación cristiana, humana y cultural. Durante su juventud vivió la difícil experiencia del régimen nazi. Fue la educación y el testimonio cristiano de su familia, siempre clara y fielmente arraigada en la Iglesia, lo que le dio la capacidad de descubrir, a pesar de la compleja situación, la belleza y la verdad de la fe en Cristo y de discernir su vocación al sacerdocio.

En 1939, a la edad de 12 años, siguió a su hermano, que ya había entrado en el seminario. De 1946 a 1951 estudió filosofía y teología en la Escuela Superior de Filosofía y Teología de Frisinga y en la Universidad de Múnich y el 29 de junio de 1951 fue ordenado sacerdote. Apenas un año después comenzó su actividad docente en la Escuela de Frisinga, donde había sido alumno. En 1953 se graduó en teología con una disertación sobre el tema: “Pueblo y Casa de Dios en la doctrina de la Iglesia de San Agustín”.

En 1957 inició sus pasos como profesor con el conocido profesor de teología fundamental de Múnich, Gottlieb Söhngen, con un trabajo sobre: “La teología de la historia de San Buenaventura”, aunque corrió el riesgo de no pasar la prueba por culpa de un profesor de la comisión que estaba contra él. Fue realmente gracias a su gran ingenio que logró que su trabajo fuera aprobado a pesar de la oposición inicial.

Después de un puesto en dogmática y teología fundamental en la Escuela Superior de Frisinga, disputado por las diversas universidades por su gran competencia, continuó su actividad docente en Bonn (1959-1969), en Münster (1963-1966) y en Tubinga (1966-1969). A partir de 1969 fue profesor de dogmática e historia de los dogmas en la Universidad de Ratisbona, llegando a ser su Vicepresidente.

Su intensa actividad científica le llevó a ocupar importantes cargos en la Conferencia Episcopal Alemana, en la Comisión Teológica Internacional.

Entre sus numerosas y cualificadas publicaciones, tuvo un eco particular “Introducción al cristianismo” (1968), una colección de conferencias universitarias sobre la “profesión de fe apostólica”.

De gran importancia para Ratzinger fue su participación en el Concilio Vaticano II con el título de teólogo “experto”.

El 25 de marzo de 1977 el Papa Pablo VI lo nombró arzobispo de Múnich y Frisinga. Eligió como lema episcopal: “Colaboradores de la Verdad”, que describe perfectamente su actividad como pastor, como teólogo y filósofo. El Papa Montini lo creó y lo proclamó Cardenal, con el título de Santa María Consoladora en Tiburtino, en el Consistorio del 27 de junio de 1977.

El 25 de noviembre de 1981 Juan Pablo II lo nombró prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. También llegó a ser presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional. El 15 de febrero de 1982 renunció al cuidado pastoral de la archidiócesis de München und Frisinga. Su servicio como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe fue incansable y es imposible enumerar su labor en el espacio de una biografía.

Entre las cosas más importantes, cabe destacar su papel como Presidente de la Comisión para la Preparación del Catecismo de la Iglesia Católica. El 5 de abril de 1993 fue llamado a formar parte de la Orden de los Obispos y tomó posesión del título de la Iglesia Suburbicaria de Velletri-Segni. El 6 de noviembre de 1998 fue nombrado Vice-Decano del Colegio Cardenalicio y el 30 de noviembre de 2002 fue nombrado Decano: tomó posesión del Título de la Iglesia Suburbicaria de Ostia.

Hasta su elección a la Cátedra de Pedro fue miembro del Consejo de la Sección Segunda de la Secretaría de Estado; de las Congregaciones para las Iglesias Orientales, para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para los Obispos, para la Evangelización de los Pueblos, para la Educación Católica; del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos; de la Pontificia Comisión para América Latina y de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”.

El viernes 8 de abril, como Decano del Colegio Cardenalicio, presidió la misa fúnebre de Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro. El 19 de abril de 2005 fue elegido Pontífice. Muchos lo llamaron el Papa teólogo, él se definió como un humilde trabajador en la viña del Señor. El 265º Pontífice, durante su ministerio, ha escrito tres encíclicas: Deus caritas est (2005), Spe Salvi (2007), Caritas in Veritate (2009); trece Motu Proprio y cuatro exhortaciones apostólicas. Realizó cincuenta y tres viajes apostólicos, entre ellos tres JMJ. Condenó el escándalo de sacerdotes pedófilos que estalló en 2010 en Irlanda y redujo al estado laico a cientos de sacerdotes culpables de abuso infantil. También condenó el fundamentalismo, el laicismo, la cultura del placer y el relativismo. Previó la crisis de la Iglesia y de la fe de los cristianos que hoy tenemos ante nuestros ojos.

Un profeta, un pastor, una gran mente, pero sobre todo un hombre de Dios que, viéndose incapaz, por su avanzada edad y falta de fuerzas, de continuar su servicio en favor del Pueblo de Dios, con gran humildad y gran sentido de la responsabilidad, el 11 de febrero de 2013, durante el consistorio para la elección de nuevos cardenales, leyó la Declaratio con la que renunció al ejercicio del ministerio petrino. Pasó los siguientes nueve años en oración y retiro, pero continuó brillando por su santo ejemplo.

El 31 de diciembre de 2022, pronunciando sus últimas palabras: “Jesús te amo”, murió, dejando un gran vacío en la Iglesia y en el corazón de los fieles. El cuerpo permaneció expuesto en la Basílica Vaticana durante tres días y fueron unos 200 mil fieles los que se sucedieron para rendir el último homenaje a este hombre excepcional. Al funeral celebrado por el Santo Padre Francisco, el 5 de febrero, participaron unos 50 mil fieles de todo el mundo y en la Plaza de San Pedro se elevó varias veces un coro de voces: Santo pronto, al que también nosotras nos sumamos.

Leave Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *