Beato Gaspare de Bono

Gaspar De Bono

NOTAS BIOGRÁFICAS

*  *  *

Gaspar nació en Valencia de padre francés, Jean Bonom, y madre española, Juana Isabel Monzó, el 5 de enero de 1530, vigilia de la Epifanía, motivo por el cual le fue impuesto el nombre de uno de los Reyes Magos. Segundo de cuatro hijos fue educado en la fe de los padres. La familia De Bono, así fue transformado en España el apellido francés Bonom, era considerada por todos una familia cristiana ejemplar de conducta integérrima. Cuando Isabel a la edad de cuarenta años se quedó completamente ciega, su marido se cuidó de ella y de sus hijos con gran dedicación: trabajaba sin parar para que no faltase lo necesario a la familia, ni siquiera la formación elemental para los niños, garantizando así una vida digna, en medio, sí, de la pobreza, pero no de la miseria. Fue un padre y marido siempre presente: no pudiendo ir sola a las funciones religiosas, acompañaba a su mujer a la iglesia antes de ir a trabajar; en las procesiones se ponían al final, para no molestar, él con el rosario en el cuello, ella con el semblante lleno de piedad, causando edificación en todos. En este ambiente familiar creció el pequeño Gaspar, aprendiendo desde su más tierna infancia las primeras oraciones y yendo con sus padres a las procesiones. A los quince años pidió entrar en el convento de dominicos de la ciudad, pero tuvo que salir enseguida a instancias de su cuñado que le hizo pesar las condiciones de grave indigencia de la familia. Entonces, el joven Gaspar encontró trabajo como dependiente en una tienda de tejidos. El dueño de la tienda, viéndolo capaz, le hizo estudiar en el Colegio de Valencia. En 1550, queriendo ayudar un poco más a la familia se alistó como soldado en la Caballería del Rey y emperador Carlos V, y después de su hijo Felipe II. Participando en la campaña de Italia resultó herido mortalmente cerca de Pavía, mientras inspeccionaba el campamento francés. Sintiendo cercana la muerte invocó a San Francisco de Paula, haciendo entonces voto que si salía con vida del trance entraría en la Orden de los Mínimos. Una vez sano y salvo regresó a Valencia y entró en la Orden en el convento de San Sebastián profesando el 17 de junio de 1561.

Los superiores reconocieron en el padre Gaspar un total dominio de sí, una plena dedicación a Dios con corazón indiviso, una perseverante y constante virtud, una austeridad y una mortificación que hacían de él un imitador ejemplar del Santo Fundador; por estas razones en 1563, después de sólo un año y medio de profesión, fue ordenado sacerdote, con dispensa de falta de años de estudio. Se dice de él que celebró siempre la Misa con el fervor de la primera vez, haciendo de la Eucaristía el centro y el culmen de cada jornada. Enseguida fue juzgado digno del papel de Maestro de novicios, cuando contaba sólo 36 años, y poco después fue nombrado también formador de clérigos. Prudente, dulce, discreto, de indiscutible integridad, guió a sus alumnos hacia la plena adhesión a la espiritualidad Mínima. Fue formador unos quince años en el convento di Valencia, donde muchos consideraban que caminaba expeditamente hacia la santidad. Él, por el contrario, se consideraba el peor de todos, detestable y pecador, sin ninguna virtud, pero lleno de confianza en que la misericordia de Dios compensaría su miseria.

La santidad que padre Gaspar no reconocía y no veía en sí, era apreciada por muchos en la Orden, por lo que buena parte de su vida la pasó siendo Corrector (Superior) de diversas comunidades: en 1581 fue Corrector en Perpiñán, después en La Fresneda, etc. dirigiendo en cada convento a los religiosos, sin ahorrarse ninguna fatiga. Un hecho heroico lo prueba: las limosnas que recogió en 1594 recorriendo diversas provincias de España, pidiendo de puerta en puerta para poder pagar el rescate de algunos religiosos Mínimos capturados por los Moros y llevados a África como esclavos. Lo mismo hizo en 1596 para liberar a otro grupo de frailes. Elegido en ese mismo año Vicario del Corrector Provincial de Valencia, se prodigó también en la fundación de nuevos conventos. En 1602, con gran disgusto suyo, fue elegido Provincial de Valencia.

El último período de su vida fue caracterizado por una salud muy frágil junto y por la purificación místico-pasiva. Tumor en la vejiga, gota, llagas, fístulas, son algunas de las enfermedades que le procuraron grandes dolores, soportados con paciencia y total abandono en Dios que lo permitía. Pero la prueba más dolorosa fue la aridez de espíritu, hasta llegar a creer que había perdido la comunión con Dios y que se encontraba en manos del demonio. Una vez superada la prueba, salió con una fe totalmente purificada, y con la voluntad conformada con la de Dios.  El 14 julio 1604, la hermana muerte llamó a la puerta del bendito padre cuyo cuerpo, expuesto el mismo día en la iglesia, fue honrado por una afluencia impresionante de gente, verificándose además muchos hechos prodigiosos. El 17 julio, en el momento de la sepultura, siguieron verificándose numerosos milagros, de tal manera que se pidió al arzobispo de Valencia el inicio del proceso de canonización del padre Gaspar, que fue beatificado bastante después, el 10 septiembre 1786. Su cuerpo se conservaba intacto en una urna de cristal para que los fieles lo pudieran ver y honrar, hasta que, en 1836, arreciando la guerra civil española, fue profanado, quedando actualmente sólo pocos huesos que se veneran en la iglesia de San Nicolás.

Leave Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *