NOTAS BIOGRÁFICAS
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Giuseppe Pellegrino o simplemente Pino, autor de este pensamiento no es el conocido director de escena italiano Pino Pellegrino, creador de varias películas, algunas de las cuales han tenido cierto éxito en los cines italianos. Probablemente estos dos personajes no tienen nada en común más que sus nombres y apellidos. De hecho, Giuseppe Pellegrino, al que pertenece esta frase, es autor de una treintena de volúmenes, un centenar de opúsculos y diversos artículos de carácter predominantemente psicológico-pedagógico. Licenciado en Filosofía Teórica por la Universidad Católica de Milán, está habilitado en Psicología y Pedagogía y ha impartido Filosofía Teórica y Psicología de la Religión en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de la Provincia de Cuneo, con sede en Fossano. El profesor Pellegrino no sólo es un hombre de gran cultura, sino también un católico convencido. Estos dos elementos han hecho que muchos de sus textos hayan sido pensados para remover las demasiadas almas vacías y ofuscadas que arrastran el planeta. Si el Papa Francisco pone en guardia hoy a los jóvenes que han hecho del sofá su mejor amigo, Giuseppe Pellegrino ya hablaba hace más de veinte años de un triángulo mortal en el que muchos encierran sus vidas: frigorífico-televisión-sofá. Hoy, probablemente deberíamos incluir a esta tríade nuestros teléfonos móviles y redes sociales y, además de hablar de mentes vacías, deberíamos añadir narcotizadas. Pero, en fin de cuentas, es esta realidad la que el profesor Pellegrino intenta cambiar con sus obras, estimulando a la reflexión, tratando de recuperar la belleza inestimable del pensar y del vibrar.