NOTAS BIOGRÁFICAS
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Nicolás Barré nace en Amiens (Francia), el 31 de octubre 1621 en una familia acomodada de la que recibió una educación cristiana ejemplar. A los 19 años entra en la Orden de los Mínimos de su ciudad y en el año 1642 profesa la Regla de la Orden. Cuatro años más tarde es ordenado sacerdote. Percibiendo los superiores las grandes capacidades intelectuales de Nicolás, deciden retenerlo en la capital, en el convento de Place Royal. Recibe allí el encargo de profesor de Filosofía con sólo 23 años y después de Teología. Pero el convento de Place Royal se convirtió en centro de reunión de doctos y aristócratas y de mínimo le quedó muy poco: Nicolás sufre semejante contradicción en grado tal que entra en una profunda crisis. Esta situación interior unida a la intensa actividad que llevaba y al ardor ascético que lo animaba, comprometieron su salud arrastrándolo a una noche del espíritu en la que permaneció muchos años. Más tarde, es trasladado a Amiens, donde la vida más sencilla y coherente con el espíritu profesado le devolvió la paz interior.
En 1659 es enviado a predicar las misiones populares en Rouen, donde el contacto con la miseria material, moral y cultural del pueblo, especialmente de los niños, le desconciertan. En el año 1662, en Soteville, anima a varias jóvenes a ponerse a disposición de la juventud y de la infancia abandonada. Algunas de estas perseveran en el compromiso durante varios años, de este modo, Barré les propone vivir juntas y formar una comunidad laica, sin votos religiosos: la propuesta fue aceptada.
Las Maestras de la Caridad (así se llamarían), se difunden dando origen a las Hermanas del Niño Jesús y las Hermanas de la Providencia. Hasta su muerte, el 31 de mayo de 1686, el Padre Barré llevó adelante el Instituto de las Escuelas caritativas y su tarea de preclaro director espiritual.
La experiencia interior del P. Barré es de una altura extraordinaria; de la noche del espíritu que él vivió brotó una espiritualidad del abandono de la que se encuentran importantes testimonios en sus escritos.
En 1988 Pablo VI lo proclama Venerable. El 7 de marzo 1999 fue beatificado el mínimo francés, después de haber sido reconocido un milagro atribuido a su intercesión.
